¨Las encuestas, decía Álvaro Gómez, son como las morcillas, son muy ricas, pero es mejor no saber como las hacen¨
A una semana de las elecciones presidenciales- tal vez la elección más crucial en doscientos años de historia republicana. No hay reunión, tertulia, chat o café, donde no se ponga sobre la mesa de conversación un tema recurrente, las elecciones. Y, la cada vez más inconfesable atracción por las encuestas.
Todas las encuestas sin excepción expiden un dictamen categórico, Gustavo Petro pasará a segunda vuelta. El porcentaje que obtendrá el candidato de la izquierda radical, que promete democratizar – un eufemismo de baratillo para bajarle el tono a su propuesta de expropiar – la propiedad nadie lo sabe. Unas encuestas dicen que será de mas del 40%, otras que el 35%. Esa una de las grandes incógnitas que se dilucidará el 29 de mayo.
Los otros interrogantes son el porcentaje que obtendrá el segundo, Federico Gutiérrez, y, muy importante, la diferencia entre este y el candidato Petro. Si esa diferencia resulta superior a 2 millones de votos, aproximadamente un 11/12%, podemos afirmar que será casi imposible que Federico Gutiérrez remonte en segunda vuelta tal ventaja. Una diferencia de menos de un millón de votos mantendrá la esperanza de que todas las fuerzas democráticas cierren filas en torno al tema más importante que se jugará en esta campaña, preservar la Democracia, buena o mala, que ha sobrevivido en doscientos años de vida republicana, para derrotar a la izquierda radical. Si Colombia seguirá siendo una sociedad democrática, es decir, si el proceso de civilización de la sociedad colombiana continuará, o si se decidirá ponerle una pausa a ese proceso civilizador.
Y, el otro gran interrogante es la diferencia entre Federico Gutiérrez, el segundo, y el que según las encuestas está en el tercer puesto, el locuaz e impredecible exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández.
El repunte que le adjudican las encuestas al exalcalde se debe, presumiblemente, a dos factores. Primero: Su fortaleza en el territorio de donde es oriundo, la región centro oriental del país. Y, segundo: A su posición clara en torno a otro tema sensible para los colombianos, la lucha contra la corrupción.
Puestas las cosas de esa manera, las cuentas de servilleta sufrirán una enorme alteración el lunes 30 de mayo. Algunos celebrando con el tradicional, se los dije, o te lo dije. Y, otros aceptando que su pronostico o el de la encuesta que acogieron no era acertado.
Es lo apasionante de este pasatiempo cada cuatro años, en el que hasta ahora nadie ha perdido algo realmente valioso, excepto el señalamiento de que no acertó en el pronóstico de los resultados electorales. Esa incapacidad temporal solo la padecieron los arúspices accidentales.
En esta oportunidad, un resultado adverso, que signifique un triunfo de la izquierda radical, no solo supondrá una merma en su reputación como analista político/electoral, sino el fin de doscientos años de vida republicana, de la mesada pensional de quienes dedicaron treinta años de su vida a ese propósito. La aniquilación de las libertades; de la actividad privada; y la perdida de la Democracia más antigua de América.





